viernes, 27 de julio de 2012

Emulando a Truman Capote

Oyó sonidos provenientes del siguiente cuarto pero el vaso de whisky que se mecía de un lado a otro sobre la mano era su distracción.
Inclinó las palmas arrugadas contra el fuego, examinándolas línea por línea; un sentimiento le hacía dudar que fueran suyas: La culpa.
Una sombra atravesó la habitación. No hizo caso al dolor que sintió en aquel instante y se dejó caer en sueño después de tanta bebida. La extraña tranquilidad que envolvía al ambiente comenzó a disiparse entre recuerdos tristes.
El cuerpo acomodado frente a la chimenea se desmenuzaba sin reacción alguna: El torso comenzó a separarse de la cabeza. Las piernas quedaron ligeramente torcidas y los brazos diseccionados ya no sostenían el vaso.
El líquido rojizo poco a poco manchó a la alfombra, mientras el fuego se consumía entre aires putrefactos de una risa que proclamaba venganza.


No hay comentarios:

Publicar un comentario